domingo, 25 de diciembre de 2011

GATITA EN ADOPCIÓN - AYUDA URGENTE -






El encuentro con Lala es de esos momentos de mi vida que ya no podré borrar de la memoria.






Hace cuatro días me dirijía al trabajo a eso de las 08:30 de la mañana por una carretera comarcal. Mi sorpresa fue percatarme ya desde lejos, que un cuerpecito yacía inmóvil en medio y medio de la carretera. Cuando pasé a su altura la cabecita del animal se levantó y sus ojitos azules lo llenaron todo. El interior de mi coche se volvió de color azul. Paré enseguida. Me hervía la sangre al observar cómo el resto de coches pasaban veloces a su lado sin parar, sin tan siquiera reducir la velocidad. Aparqué un poco lejos del lugar, bajé del coche y eché a correr. Sin abrigo, sin bufanda, sin nada más que mis ojos y mi corazón buscando aquel cuerpecito peludo.


Lo envolví en la falda de mi vestido y corrí hacia el coche. En mi maletero siempre tengo una mantita de viaje y nos vino genial. Me acerqué al pueblo más cercano y la llevé a un veterinario. Dejé todos mis datos personales y me fui a trabajar.

Pronto tuve noticias de las veterinarias. Lo primero, era gatita. Lo segundo, su mandíbula estaba destrozada y allí no tenían los medios para operarla.


Recogí a Lala en cuanto salí de trabajar. Las veterinarias de Ribeira me ofrecieron un transportín. Le habían puesto un calmante, antibiótico y hecho dos radiografías. Me cobraron un precio irrisorio por todos estos cuidados. Al saber que yo era de Santiago de Compostela, me aseguraron que lo mejor era operarla allí con los medios adecuados.


Llevé a Lala en un primer momento nada más llegar a Santiago de Compostela, a la Clínica Can Cat. Pues es en la que suelo vacunar a mi gato Cocó. Es una clínica nueva y tenía idea de que hacían cirugía y que la dotación era buena. Pero esto resultó ser un completo error y os contaré por qué.


La veterinaria responsable de la clínica nada más ver las radiografías dijo que el caso era muy difícil. Por su rostro intuí que aquello se le quedaba grande. Me dijo que tenía que estudiar el caso. Así que Lala quedó ingresada allí con una vía intravenosa, suero, calmantes y antibióticos.


Yo enseguida me puse a buscar a otro veterinario. Uno con experiencia en este tipo de fracturas, alguien que me aportara cierta seguridad. Me habían hablado de la Clínica Veterinaria Amigos. Llamé. El veterinario me atendió y resolvió todas mis dudas con paciencia dentro de lo poco que podía saber del caso (al no haber visto las radiografías). Me dijo que le enviara las imágenes y que estudiaría el caso sin compromiso. Me atendió fuera del horario laboral.


Esa misma noche me llamó la otra veterinaria de la Clínica Can Cat para decirme "que ya había mirado y que ya sabía cómo se hacía, que había que colocarle una sonda y operarla cuanto antes". Estas palabras como entenderéis, me pusieron aún más nerviosa porque me daba a entender que no tenía ni idea de este tipo de fracturas. Mientras que el otro veterinario me dio todo tipo de detalles sobre tratamiento, cirugías previas que el había hecho y demás... Sin tener que consultar el libro...


Al día siguiente fui a ver a Lala a la Clinica Can Cat y les dije que iba a solicitar una segunda opinión. No pusieron buena cara, claro... Me contestaron que "la gente no suele darle tantas vueltas". Me daban ganas de gritarle: "Yo no soy como toda la gente". Pero mi sorpresa fue ver que ¡¡¡ le estaban dando de comer por boca a Lala !!! Con su fractura mandibular... Cuando lo indicado según ella misma la noche anterior y según otro veterinario más, era la sonda de alimentación... Intenté no alterarme y fui a solicitar la segunda opinión a la Clínica Amigos. Me lo explicaron todo muy bien y me hicieron un presupuesto ajustado a la realidad y teniendo en cuenta que la gatita no era mía. El presupuesto de Can Cat era desorbitado.


Regresé a Can Cat y les dije que la operaría en la otra clínica. Estaba dispuesta a llevarme a Lala en ese instante pero me aconsejaron tenerla con los antibióticos y calmantes un día más. Dudé y acepté dejarla una noche más porque de todos modos no tenía cómo cuidarla yo con tantas horas que paso en el hospital. Les volví a decir lo de la sonda nasogástrica y me cortaron drásticamente diciéndome que eso era algo que decidían ellos.


El viernes fui a rescatar a Lala. Jejeje. La veterinaria de Can Cat empezó a sacarme facturas. Me cobró de forma desorbitada por cosas que la gata ni necesitaba (como la sueroterapia del segundo día de ingreso 22 euros ¡¡si ya le estaban dando de comer!!). El total de la factura fue de más de 200 euros. Por tenerla allí sin más y que total, ni lo hicieron bien. No tendrían que haberle dado de comer, que la comidita se le metió por todas las heridas de la boca y además tenía las glándulas de secrección salival obstruídas, con lo cual una se le hinchó hasta casi rebentar por no poder secretar los jugos que se producen en más cuantía al comer... En fin. El colmo fue que después de 2 días de ingreso no le descubrieron la tremenda úlcera corneal que tenía en el ojo izquierdo y que le vi yo a simple vista. La innombrable: esta veterinaria que se preocupa más por vender collares y camitas para mascotas es (y no soy la única persona que ha pasado por esa clínica y que opina así) una pesetera, una agarrada y carece de espíritu desinteresado por ayudar a los animales de la calle.


Le comentamos si no nos haría un pequeño descuento (la primera consulta cuando llevé a mi gato había sido gratis por ser la primera...) Pues me puso cara como de asco y dijo que no. Pagué la factura hasta el último céntimo y me llevé a la gata de allí. Después tuve que oírle decir que lo que la gata necesitaba era mucho amor... ¡Imbécil! La gata necesita una buena veterinaria.


Acto seguido nos fuimos con Lala a la Clínica Veterinaria Amigos. La chica que estaba allí(veterinaria) nos atendió sin cita previa. Con determinación supo hacer todo lo que tenía que hacer. Le colocó la sonda nasogástrica. Para ello sedó a la gata. Le hizo hasta dos radriografías de control (sin y con contraste) para comprobar que estaba bien colocada en el estómago. Luego revisó el tratamiento antibiótico. Descubrió la tremenda glándula salival a punto de reventar. Le hizo un estudio fotográfico. Le comenté que me parecía que tenía una úlcera en el ojo y le hizo la prueba de la fluoresceína. Le puso una inyección para las pulgas (pues la gata estaba llena de pulgas y así llevaba dos días en la otra clínica... sin comentarios...). Revisó cuidadosamente todo. Le puso el collar isabelino y fijo la sonda de alimentación con puntos de sutura a la piel. ¿Queréis saber cuanto nos cobró? Poco más de 30 euros. Y la comidita para darle a Lala por la sonda, nos la regaló. Además, como vio que estábamos hablando de cómo reunir el dinero para la cirugía de la fractura de mandíbula, se ofreció a que lo difundiéramos en el facebook y a abrir una cuenta a nombre de Lala. De modo que quien quisiera pudiese pasar a dejar directamente a la clínica su pequeña aportación económica.


A Lala la operan en la Clínica Veterinaria Amigos de Santiago de Compostela este martes 27 de Diciembre. El presupuesto es de 600 euros. Todo aquel que quiera colaborar aunque sea con 5 eurillos serán bien recibidos y puede pasarse por la clínica a hacer entrega de ellos diciendo que son para la cirugía de Lala.


Lala está temporalmente en una casa de acogida. Pero necesita un hogar definitivo. Una casa que la colme de atenciones y mimos después de recuperarse de este calvario. Si alguien está interesado y quiere adoptarla puede ponerse en contacto conmigo.


¡¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!!


AYUDADME A ENCONTRARLE UN BUEN HOGAR A LALA Y DIFUNDIR ESTO. GRACIAS.






lunes, 1 de agosto de 2011

Un ser en la Tierra

He recorrido caminos en la más absoluta oscuridad y he perdido la noción del tiempo. He sentido fuego en el alma y dolor en el cuerpo. Me he visto en la meta final sin nada por delante. Con el tiempo me había vuelto transparente (los espectros huyen de la luz).
Todo eso cambió. Y ahora ya nada es igual. Sin embargo, ser bueno no basta. Intentarlo no es aceptable. Hay que nacer ángel en la Tierra para poder transmitir toda esa paz, para calmar en los momentos de más agitación, para aliviar donde no hay consuelo.
A veces me desoriento pensando en el significado de las cosas del mundo que conocemos. Muchas otras, me siento inmensamente afortunada por estar donde estoy. Sea cual sea mi estado anímico, hay un ser en este planeta que sujeta mis pies a la tierra.

Me pregunto si es posible conservarlo para toda una vida. Pienso que tal vez es muy egoísta por mi parte dado que no abundan.

domingo, 31 de julio de 2011

Sachsenhausen

Pocas veces me he sentido tan ínfima como en Sachsenhausen. Este campo de concentración se puede visitar hoy día con un fin y sólo con uno: no olvidar lo que allí sucedió. Yo no viví aquella época porque nací mucho después del final de la II Guerra Mundial. Sin embargo, mi padre siempre me ha hablado sobre esa época de la historia, sobre las atrocidades y sobre cómo un personaje pusilámine puede llegar a poner el mundo patas arriba... Sin duda alguna, esta visita al campo de concetración de Sachsenhausen es algo que desde que tengo uso de razón, siempre quise hacer.
Tal vez para otros las vacaciones ideales pasan por una playa con palmeras y aguas claras. Para mi no, los hechos acaecidos durante la II Guerra Mundial siempre han inquietado mi ser, siempre me han atraído y siempre me hacen llorar. Es por eso que decidí pasar mis vacaciones en Alemania. Visitar Berlín y palpar la historia. Ir a Hamburgo y estremecerme con los daños aún hoy visibles de la Operación Gomorra.
Se dice de Sachsenhausen que no fue concebido como un campo de concentración para el exterminio en masa como lo fue Auschwitz. A mi esta afirmación me deshace el alma. Pues hacer diferencias a este nivel entre campos de concentración me parece cuanto menos, atroz. También me parece inquietante que se diga de Sachsenhausen que tenía una pequeña cámara de gas. No creo que el adjetivo pequeña deba usarse delante de lo que sigue después.
La visita al campo de concentración de Sachsenhausen requiere un mínimo de 6 horas. El campo queda a 20 minutos en tren de Berlín. Y posteriormente hay que caminar durante 12 minutos para llegar al lugar. Muchos prisioneros llegaron también en tren y tuvieron que hacer la misma caminata que hacen hoy día los visitantes y turistas.
Es un viaje para dejarse llevar, para cerrar los ojos e imaginarse allí mismo, como un prisionero más, hace 70 años. Es un lugar para mostrar respeto. No es lugar de bullicio. En Sachsenhausen puedes encontrarte a un grupo de jóvenes judíos cantando en coro o colocando velas cerca de la cámara de gas y los viejos hornos crematorios. Si tienes ganas de llorar, llora porque mostrar humanidad es bello.
Cámara de gas (cimientos). Sachsenhausen.

viernes, 29 de abril de 2011

Mi coche destrozado en un garaje. Historia para no dormir.


Una tarde que debiera de ser como otra cualquiera (luego veréis que no ha sido así) bajo al garaje del edificio para subirme a mi coche y salir a hacer unos recados. Alucino cuando veo el frontal izquierdo de mi coche destrozado y con restos de pintura azul. No tuve que alzar mucho la vista para descubrir que el coche de mi vecino tenía mi pintura roja en todo el lateral izquierdo de su puerta trasera y que su tapacubos estaba hecho añicos. De hecho, restos de éste descansaban a los pies de mi rueda delantera. En mi coche, ni una nota de aviso con un número de teléfono. ¡Para qué si ya había dejado allí su coche como "exhibición"!

Llamo a la Policía Local para que me den indicaciones de cómo proceder en estos casos. El locutor que me atiende no tiene ni idea y me dice que llame más tarde... A ver si por ese entonces hay alguien que pueda resolver mis dudas.

Subo de nuevo a mi apartamento, cojo la cámara y bajo de nuevo al garaje. Lo fotografío todo como si de la escena de un crimen se tratase. Mi coche, el coche "asesino", las plazas de aparcamiento, los trocitos del tapacubos...

Busco el número de teléfono de la Policía Nacional. LLamo. Me dicen que eso es competencia de la Local. Le comento al policía nacional que me atiende que la "local" me ha dicho que "no sabe". El policía me aconseja poner una denuncia en sus oficinas y me aconseja que lleve mis pruebas (léase las fotografías que saqué).

Llamo de nuevo a la Policía Local. Me pasan con Atestados. Éstos me comentan que "no actúan en garajes privados". Ya ha pasado una hora. Mientras tanto, un amigo llama a su amigo que es policía nacional para obtener más información.

Hablo con unos vecinos para averigüar si alguien conoce al propietario del vehículo y/o el apartamento donde vive para ponerme en contacto con él. Nadie sabe nada.

El amigo policía nacional dice que sí, que la "local" puede entrar en el garaje para hacer un parte.

Llamo de nuevo a la Policía Local. Que no... ¡Que no vienen!

Llamo a mi compañía aseguradora. El horario de atención al público finaliza a las 19 horas y son las 20 horas. Lo único que me puede ofrecer la señorita con acento sudamericano que me atiende...es una grúa.

Me dispongo a hacer lo que me había recomendado el policía nacional: ir a poner una denuncia con mis fotografías y todos los datos del coche "atacante" anotados en un papel.

Cuando llego a las dependencias policiales, en la ventanilla hay un policía de espaldas fumándose un cigarrillo. Espero. Me harto y lo llamo. Me atiende muy sonriente. Le explico mi situación. Me comenta que sí, que puedo poner una denuncia por daños pero que claro... en ese instante era mal momento porque había partido de fútbol. SE ME QUEDA CARA DE IMBÉCIL. No se me ocurre otra cosa que responder: - Aaaahhh, ¿pero hoy hay fútbol?. El policía nacional me responde todo ilusionado: - Sí... Madrid - Barça.

Decido irme con mi cara de tonta a otra parte. Antes de salir de allí, el policía nacional me recuerda que "total allí ellos están las 24 horas"... Decido no hacer ningún comentario.

Son las 21 horas. Me he pasado dos horas intentando que una autoridad competente me ayude a resolver mi problema o al menos a indicarme cómo debo proceder correctamente en estos casos. El resultado que obtengo es nulo.

Señores... No me extraña que este país esté cómo está. En él abundan los tontos, los faltos de respeto y faltos de moralidad, los desvergonzados, los descarados, los vagos...

domingo, 14 de noviembre de 2010

Ofelia


¡Hola madrina!:

Muchísimas gracias por pensar en mí y enviarme esa cajita tan llena de cariño. El que sé que sientes por mí. Gracias por pensar en mí; en los "bichitos malos" que ya estarán alejados de mí mucho tiempo gracias a las pipetas y las pastillas; en mi necesidad de jugar, porque todavía soy chiquitina, con el juguete que me has enviado; en mi felicidad al fin... Gracias por hacerme sentir que soy importante para un puñadito de humanos, encabezados por ti, tan lejos y tan cerca a la vez.
Y me dicen los humanos de esta asociación tan rara que te dé las gracias también de su parte por hacerme sentir especial, porque lo soy.
Esta misma semana, tu paquetito me llegará y será un poco como si tú misma estuvieses aquí, conmigo.
Una de mis cuidadoras te enviará noticias mías también, para que sepas cómo estoy y qué hago hoy mismo, ahora mismo...
Muchos lametones, madrina, de mi parte y de todos mis coleguillas gatunos: sin humanos como tú, la vida en la calle sería imposible.